La barba en el mundo clásico
La barba ha sido un elemento muy empleado por toda
civilización, aun cuando su uso haya sido diferente y se le asociasen
características diversas.
La cultura griega, una de las mas avanzadas a su tiempo de
la historia y promotora de grandes avances sociales, atribuía a este elemento
un significado de sabiduría y experiencia, de hecho la imagen del filosofo
griego de turno que suele venir a la mente suele contar con una larga barba
blanca y muy poblada, lo que se podría atribuir a la sensación de paso del
tiempo que le otorgaría a una persona una serie de experiencias en la vida que
hacen que sus opiniones sean tomadas como mas seria, algo como la voz de la
experiencia. Por tanto la barba era un símbolo varonil, de experiencia, y su
ausencia era considerada como algo afeminado, siendo solo bien visto un
afeitado en caso de duelo.
El imperio romano, muy similar al griego en el aspecto
cultural y social, era completamente contrario en lo relativo a la barba y su
uso se atribuía a personas dejadas, poco cuidadas e higiénicas. Las
personalidades siempre mantenían su vello facial bien rasurado, y se considera
por varios expertos este cambio de la visión de la barba como un aspecto
diferenciador de Roma respecto a Grecia, ya de por si bastante similares.
Las personalidades romanas debieron pensar en la posteridad
y buscaron que no hubiese confusiones entre los dos imperios.
De hecho, para los romanos el primer afeitado en la vida de
un hombre era un momento muy especial y simbólico, otorgándose en ese momento
la toga viriles, que simbolizada el paso de la niñez a la madurez.
En el siglo II, el emperador Adriano se convirtió en el
primer Cesar en lucir barba, ¿el motivo? Esconder las cicatrices de su cara.
Con esto se logro normalizar un poco su uso en el imperio,
dado que hasta ese momento estuvo prohibido entre los soldados, y mal visto
entre las élites de la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario