lunes, 9 de diciembre de 2013

India, donde la barba es más que tradición



India, donde la barba es más que tradición


El uso de la barba como símbolo religioso es y ha sido siempre una práctica muy habitual a lo largo de la historia, y en la cultura india esto se refleja de forma muy llamativa a ojos occidentales.



En una cultura tan espiritual el uso de la barba ha simbolizado ya desde tiempos anteriores a cristo un emblema de sabiduría y dignidad.

Un ejemplo extremo de este culto se da en el culto de los sâdhus,  también conocidos como santones. En esta rama del hinduismo  los ascetas son llamados por un gurú (maestro), en una edad entre los 25 y 30 años de edad, y se marginan de la sociedad. Renuncian a su mujer e hijos, propiedades, nombre propio, a los dioses familiares, a la ropa del hombre común y jamás vuelven a cortarse el pelo o afeitarse.


El sijismo es otra de las religiones donde los varones se abstienen de cortarse el pelo y afeitarse. Es muy típico el uso de turbantes para recogerse el pelo y esta religión es una de las más organizadas, con unos 30 millones de fieles por todo el mundo. El precepto por el que no se cortan el pelo es el llamado Kesh, el más importante.


Estos han sido perseguidos en diversos momentos de a historia, como e 1745, durante la dominación del imperio mongol, que fueron perseguidos y obligados a raparse bajo amenaza de pena de muerte.

Uno de los ejemplos de la importancia de este precepto para el sijismo lo ejemplifica Bhai Taru Singh, un revolucionario capturado por el Khan de Punjab, que le exigió cortarse el pelo como señal de sumisión, y ante la negativa Bhai Taru Singh fue torturado y su cuero cabelludo cortado en público con una navaja de modo que no le volviese a crecer. Tras esto fue ejecutado, pero su figura permanece como un símbolo.


El valor que posee la barba ha sido también algo mas que religioso, trascendía a la vida normal de las personas que su cuidado y veneración era, y es, algo muy tenido en cuenta.


La pena por el adulterio o libertinaje era ser afeitado en público, lo que supone una gran humillación, y en algunos momentos llego incluso a poder ser el pago a una deuda, atribuyendosele en este caso un valor económico.



En la actualidad el peso de las costumbres y de la religión se ha relajado de forma notable, aunque es aún bastante habitual el uso de la barba, aunque ya cada vez mas como motivo estético, y debido a la incipiente occidentalización del país, lo esperable es la disminución progresiva de esta tradición, de la que aun siguen llegando imágenes de gran valor estético.












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