La barba y la música han idos siempre
de la mano, desde tiempos inmemoriales, tanto es así, que cuando aún
no se sabía lo que era la música, si que se tenia constancia del
vello facial.
En esta nueva entrada analizaremos
desde un punto de vista evolutivo, como han ido caminando de la mano
estas dos grandes amigas.
Empezamos por el principio, la
prehistoria. Tanto la barba como la música, está ligadas al hombre,
entonces debemos empezar por el cuando y el dónde se conocieron. Es
difícil describir exactamente donde y cuando se conocieron, pero lo
que si podemos decir es que fueron esos hombres y mujeres
cavernícolas los que a base de golpear una piedra o un palo contra
una superficie y con un ritmo marcado, acabaron creando la música
tal y como la podemos conocer hoy en día. Esos hombres y algunas de
las mujeres, lucían una barba espectacular que podía dejarnos a
todos patidifusos.
Avanzando en nuestro camino, nos
topamos con la Antigua Roma, en la que la barba estaba ya no tan
descuidada como antaño, pero de la que se podía mofar la gente que
la viese, ya que utilizaban peinados estrafalarios. En cuanto a la
música decir, que en esta antigua civilización se utilizaba para
animar las fiestas y bacanales que organizaban, estos músicos
pagados a sueldo se consideraban virtuosos y como no, se les permitía
llevar toda la barba que quisieran.
En la Edad Media la cosa cambia, la
música se convierte en un medio para llegar al señor, esta medida
está impuesta por los sacerdotes que ven en las letras de los
juglares ámbitos paganos que no pueden consentir. Sabiendo esto,
añadimos que la barba por aquel entonces se reservaba a los clérigos
con altos cargos, los cuales podían acudir a un barbero, pero sin
embargo no eran los únicos, pues hemos visto en muchas imágenes a
trovadores con largas perillas que llegaban a enredarse en sus
laudes.
En la Edad moderna la barba en la
música no se veía como tal. Empezó a crearse ese tabú de
barba-sucio y dejó de estilarse. De aquí queremos señalar a los
grandes interpretes de música clásica que no han querido tener ni
un ápice de vello, veasé; Mozart, Beethoven, Haydn... en esta época se estilaban si acaso, unas patillas bien pobladas y de un color blanco igual que el tocado que llevaban.
Uno de los únicos compisotores que encontramos es Brahms.
Con el paso de edad, en la
contemporánea, advertimos un cambio en la mentalidad de la sociedad
en cuanto a la barba, y una grandísima evolución de las técnicas e
instrumentos, lo que hace que la música se diversifique en
diferentes estilos y encontremos la barba ligada solamente a alguno
de ellos como el rock, o en menor medida el reggae.
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