lunes, 30 de diciembre de 2013

Judaísmo y barba

Judaísmo y barba

Muchos os habréis preguntado alguna vez acerca de las largas y pobladas barbas que son típicas entre los practicantes de la religión judía, especialmente de los más religiosos.
¿Es por motivos estéticos?, ¿religiosos?, ¿porque algunos no la llevan? etc.

Pues bien, el motivo es cumplir las normas de judaísmo que se encuentran recogidas en la Cábala, que explica como el aspecto físico es un reflejo de nuestra realidad espiritual. Esta realidad espiritual se divide en diversas partes, con cada aspecto mental de nuestro carácter relacionado a una parte del cuerpo.

Las manos, por ejemplo, simbolizan la capacidad de dar y recibir, los pies, la fuerza para progresar, y la barba es considerada por los judíos como el puente entre la mente y el corazón.



La Torá prohíbe el afeitado con navaja, o con un método que implique apoyar una superficie afilada en la cara, aunque con inventos modernos como la maquina de afeitar o el uso de tijeras, el afeitado se puede llevar a cabo.

Es en la tradición cabalística donde se prohíbe incluso recortar la barba, por lo que el crecimiento de esta es libre, y es en la rama jasídica del judaísmo, para quienes la Cábala tiene un aspecto muy relevante, los principales seguidores de esta tradición.
 


La simbología se basa en como la barba es el elemento que conecta el pelo de la cabeza con el del resto del cuerpo, lo que seria la representación de la mente y el corazón o entre el pensamiento y la acción.

Pensar de forma correcta y actuar de esa forma son dos cosas muy diferentes, pasar de las buenas acciones a los buenos hechos es una de las principales tareas para la cabala, por ello, para abrir un puente entre ideas y acciones, la barba se deja crecer libremente, sin recortar siquiera, con el fin de crear un puente entre mente y corazón y abrir un flujo entre las filosofías e ideales religiosos, unido a la forma habitual de vida, la del día a día.



El judaísmo incluye otro supuesto donde era tradicional dejarse crecer libremente la barba, y es tras la muerte de un familiar, cuando se debe abstener de recortar siquiera la barba durante los 30 días posteriores a la muerte del familiar.

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